Un nuevo liderazgo para el siglo XXI
Desde mi Perspectiva
Alliett Ortega
Desde mi Perspectiva el significado de liderazgo ha cambiado mucho respecto del concepto que teníamos, y es que hoy en día gracias a las comunicaciones y las nuevas tendencias en negocios, las aspiraciones son otras; los personajes a quienes admiramos ya no son como antes. Cuando escuchábamos la palabra “líder”, percibíamos una sensación muy concreta. Por ejemplo, “líder es la persona capaz de inspirar y guiar a individuos o grupos’’. Otro error es confundir liderazgo con carisma. Hay un mito sobre la necesidad de «algo especial» para llegar a ser un líder, o bien la necesidad de disponer de habilidades extraordinarias. También está la definición que se le atribuye al ex-secretario de estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger que dice: “La tarea del líder es mover a su gente desde donde se encuentra hacia donde no ha estado. El público no comprende plenamente el mundo hacia donde va. Los líderes han de invocar una alquimia de visión grande. Aquellos que no lo hagan serán juzgados como fracasos, aunque gocen de gran popularidad por el momento”.
En nuestra sociedad actual, donde prima una cierta distancia respecto a lo que es común, y donde el lema es «cada uno a lo suyo», nos vemos arrojados a una cierta mediocridad que no tardará en impactar en el progreso de esta sociedad; por lo que vamos hacia una sociedad, en la que nos estamos convirtiendo en espectadores pasivos, hábiles críticos pero temerosos de tomar riesgos. La seguridad es la meta. Lo dramático es que en toda la historia de la humanidad nunca ha habido seguridad al cien por cien. Hagamos lo que hagamos, tengamos lo que tengamos, nuestro destino es desaparecer, es por esto que en este siglo XXI, quizás más que nunca se hace necesario el liderazgo. De personas que asuman responsabilidades, que hagan lo que piensan y que provoquen que las cosas se hagan, desde una asociación de vecinos, la asociación de padres de la escuela, la dirección de equipos de trabajo o la organización de actividades. Prácticamente no podemos encontrar actividades que no requieran el trato entre personas, y finalmente el éxito o el fracaso de estas actividades depende en gran medida de las personas y de la forma en que se organizan. Es evidente que nuestra sociedad, que está en permanente cambio, necesita más personas que ejerzan un tipo u otro de liderazgo. Personas que hagan lo que piensan o se proponen, que sean eficaces alcanzando los objetivos previstos y que tengan en cuenta su entorno. Las sociedades, como las organizaciones, están integradas por seres humanos, el progreso de los cuales depende en buena parte de la capacidad de la sociedad y de las organizaciones para generar liderazgo.
Para lograr ser un buen líder se requieren entre muchas características: Ser coherente; Desarrollar el talento de su equipo; Delegar y empoderar al equipo; Estar informado y esto se demuestra en la práctica; Motivar y reconocer la buena labor; Promover la diversidad; Hacer que el trabajador se sienta feliz; Hablar claro y de frente; No aceptar comportamientos corrosivos; Enseñar y guiar de manera permanente.
Si hemos insistido en que los líderes no nacen, sino que se hacen, significa que llegar a ser líder es un proceso de aprendizaje, y para ello es necesario identificar las habilidades y cualidades que hay que aprender o incrementar en este proceso. El liderazgo es la forma en que alguien dirige, anima y apoya a un equipo de personas. El mero hecho de ser jefe no significa ser líder. El hecho de ocupar un puesto de responsabilidad no produce automáticamente liderazgo. Se puede quedar en lo estructural, es decir, en ejercicio de poder. Y aunque el poder es una parte del liderazgo, no es suficiente para llegar a ser líder, por lo que aumentar nuestras competencias, habilidades y conocimientos es una tarea continua, ya que en este mundo globalizado, lo único permanente es el Cambio. Hasta una próxima entrega.