Una serie para personas inteligentes: “Trump: An American Dream” original de Netflix *Trailer
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La miniserie de Netflix desnuda a la persona detrás del ícono, con una radiografía de las ambiciones de Donald Trump a partir de testimonios y material de archivo.
Estados Unidos.- ¿Hay algún personaje tan fascinante y siniestro a la vez como Donald Trump? Probablemente muchos, pero pocos tienen una historia personal como la del magnate inmobiliario neoyorquino. Y ninguno de ellos es el presidente más polémico en la historia de Estados Unidos.
Ese es el punto de partida de Trump: An American Dream, serie documental de Netflix que indaga en profundidad en el camino que ha llevado a la Casa Blanca a una de las figuras mediáticas más heterogéneas de los últimos 50 años. Porque lo que queda claro desde el primer episodio –que analiza el vínculo de Trump hijo con la empresa constructora que le legó su padre– es que quien ocupa hoy el Salón Oval siempre ha tenido la misma obsesión: el reconocimiento.
A lo largo de cuatro capítulos, el personaje Trump es desentrañado por una serie de testimonios de conocidos, amigos, rivales empleados y demás personas que, de uno u otro modo, estuvieron en contacto con su intimidad.
A partir de anécdotas y de recuerdos variopintos, las actitudes privadas y las ideas del magnate refuerzan lo que ya se hace visible en el abundante material de archivo en el que Trump aparece como entrevistado o protagonista de algún informe televisivo.
La serie ni siquiera necesita acudir al pasado reciente para que la cabeza del espectador fantasee indiscriminadamente con Trump como plausible candidato presidencial desde sus primeros coqueteos con los medios.
En uno de sus grandes aciertos, esta suerte de biografía pública del empresario devenido en político ilumina momentos previos en su ambición de ocupar la Casa Blanca. A principios y a finales de la década de 1990, amagó con postularse y no lo hizo, siempre aduciendo que, si no tenía chances reales de ganar, no valía la pena el esfuerzo.
Ese razonamiento es, en buena medida, una constante en el desarrollo de la marca Trump y de su protagonista. En cada nueva etapa de su vida, el empresario fue encontrando diferentes terrenos donde descargar su megalomanía. La compra de propiedades, los casinos, los libros de su modelo de negocios, las mujeres, un reality show a su medida. Siempre con la misma idea latente: instalarse como alguien a quien admirar desde el otro lado de la pantalla.
Esa progresiva mediatización fue el combustible de una llama que ardió como nunca cuando su cuenta de Twitter se convirtió en una ametralladora de ideas y delirios mesiánicos. De ahí a ganar las elecciones con mayor cobertura mundial parece haber habido un solo paso. Trump: An American Dream muestra que nada fue casual.
Fuente: lavoz.com.ar