El valor de la autoestima
Promoviendo la Paz
Yanira Fondeur
¿Qué piensas de ti? ¿Cómo te ves? ¿Cómo quieres proyectarte? ¿Qué tanto influye en tu vida lo que otros te puedan decir?
Estas preguntas y sus respuestas nos permiten entender el alcance de la autoestima, que es el conjunto de percepciones, pensamientos y valoraciones que tenemos de nuestro ser y de nuestras capacidades.
Autoestima es una palabra compuesta que significa: auto sí mismo/a y estima aprecio. Se trata de querernos a nosotros mismos, lo que es fundamental para el logro de las aspiraciones que podamos tener.
Cuando a un niño o a una niña el padre, la madre o el tutor le expresa constantemente términos despectivos, como «bruto o no sirve para nada», se les está lesionando emocionalmente, menospreciando todas sus fortalezas y contribuyendo a que tenga una baja autoestima.
Caso contrario ocurre cuando desde la infancia les inculcamos a nuestros hijos e hijas las simples, pero puntuales palabras TÚ PUEDES, sin importar todos los obstáculos o supuestos fracasos que tengan que superar, ya que los mismos contribuyen al crecimiento para lograr sus metas.
Una historia de vida, digna de admiración es la de Andrea Figueroa de Veras, quien la dio a conocer en la conferencia «Ser Mujer, Líder y Emprendedora está de moda», celebrada la pasada semana.
Andrea era huérfana de padre y madre, con 7 hermanos y criada por una tía que realizaba quehaceres domésticos en una familia. Su sueño era poner un salón de belleza y al no poseer recursos expresó que su inicio fue «en un callejón con un secador que tuve que reparar, además de lograr sostenerlo con un palo y una lata y mi primer lavapelo fue una simple ponchera».
A esta joven mujer no le importó que a poca distancia de su «salón de belleza» hubiese otro más grande con 10 secadores y 4 áreas de lavado, tampoco le importó todas las burlas que recibió de sus supuestas amigas, ya que luego ellas fueron sus empleadas y que con sacrificio, esfuerzo y perseverancia siempre se mantuvo enfocada en sus metas y hoy en día es la propietaria de la empresa Andrea Hair Center, que tiene 24 sucursales, una de las cuales está en Miami.
Para Andrea el éxito alcanzado radica esencialmente en tener a Dios como el centro de todo su accionar, descubrir lo que a uno le guste y confiar en sí misma, sin detenerse nunca.
Esta historia de vida nos invita a reflexionar sobre el valor del autoestima, creyendo en nuestras capacidades y valorándonos, enfocándonos siempre en nuestros objetivos, no perdiendo el tiempo en comparaciones con los demás, pensando en positivo, sin que te afecten la críticas malsanas y perseverando, ya que en definitiva querer es poder.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.