La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Vestimenta de las mujeres: Restricciones selectivas en el Palacio Nacional
Yanira Fondeur
Promoviendo la Paz
Vivimos en una nación de clima tropical, sin embargo existen disposiciones que obligan a la población femenina a cumplir con protocolos de vestimentas que ameritan ser replanteados para evitar violación a los derechos humanos.
Para muestra podemos hacer mención de las exigencias protocolares establecidas para que las mujeres accedan al Palacio Nacional, que no son siempre aplicadas a las invitadas internacionales.
Hacemos referencia a vestir con los hombros cubiertos por mangas, una exigencia a las que estamos sometidas las dominicanas, pero para sorpresa de todas en ocasión de la visita de la Reina de España, doña Leticia Ortíz Rocasolano, la vimos entrevistarse con el presidente de la República en un vestido desprovisto de ellas.
Otra prenda de vestir por la cual se impide el paso a la Presidencia de la República es utilizar una falda por encima de la rodilla.
Este protocolo fue criticado públicamente en el reciente aniversario del Ministerio de la Mujer por la feminista Mildred Mata, que al hablar en nombre del sector comunitario resaltó el caso de la activista Sergia Galván, a quien se le impidió la entrada al Palacio Nacional por utilizar una blusa sin mangas y el de Katherine Cabrera “por tener la falda corta”.
En esa ocasión, molesta por la situación, Mata expresó al alto mandatario de la nación “Actualice a esa gente, usted tiene un protocolo quedao en ese Palacio, con clasismo y elitismo”.
Entendemos que, debe existir un protocolo para poder acceder al Palacio de Gobierno, pero este tiene que reevaluarse para evitar discriminaciones y violaciones a los derechos de sus visitantes, principalmente a las mujeres, que en la mayoría de los casos asisten porque son invitadas.
La vestimenta también es cuestionada en artículos periodísticos en casos de violencia sexual y hasta lo justifican por la ropa que llevaba puesta la mujer a la hora de suceder la agresión.
Bien sabemos que, el agresor es el único responsable de sus hechos y como sociedad no podemos seguir culpabilizando a las víctimas por las prendas de vestir que tenían puestas.
En la actualidad también vemos que en otras culturas, como en Irán, se están movilizando a favor de que no haya tantas restricciones en los protocolos de vestir de las mujeres.
Las protestas han surgido luego de que, el pasado 13 de septiembre la Policía de la Moral de Teherán detuviera en plena calle a Masha Amini, una joven de 22 años por no llevar bien colocado su velo, acusándola de no respetar el código de vestimenta.
Según las informaciones, luego de su detención la llevaron a una comisaría para recibir una sección de reeducación y hora más tarde se dio a conocer que tuvo una muerte cerebral. Tras tres días en estado de coma fue certificado su fallecimiento, aunque sus familiares negaron que tuviera problemas de salud.
Este trágico hecho ha convertido a Amini en un símbolo contra el descontento que existe en una parte de la población femenina por tener que legalmente llevar desde los 7 años cubiertos sus cabellos para poder asistir a un centro educativo o de trabajo.
La obligatoriedad de llevar el hijab (tela que tapa todo el pelo) data del año 1979, estableciéndose que si no lo llevan las mujeres estaban “desnudas”, lo que representa una imposición a la sumisión, teniendo que demostrar con valentía que merecen un trato justo.
Como promotora de paz desapruebo que las mujeres tengan que pasar menosprecios o humillaciones para tener que acceder a lugares públicos a partir de sus vestimentas, lo cual no ocurre, con los hombres, quienes gozan de vestirse sin restricciones algunas, constituyendo esto una discriminación evidente.
Abogamos por que prevalezca la igualdad de derechos en hombres y mujeres y con ello una convivencia en paz.
La autora es la presidenta de la Fundación Vida Sin Violencia.
@Yanira_Fondeur