La Bienal Internacional de Arquitectura y Urbanismo de República Dominicana premia la
Papa en Domingo de Ramos: “En la locura de la guerra se vuelve a crucificar a Cristo”
Este 10 de abril, Domingo de Ramos, , el Papa Francisco presidió la celebración de la Misa de la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, donde señaló que “Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos, es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos”.
“Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos. Cristo es crucificado hoy allí”, dijo el Papa respecto a la guerra que sufre Ucrania desde el pasado 24 de febrero.
Como es tradición, el Santo Padre bendijo los ramos de olivo de los presentes, más tarde un diácono cantó el pasaje del Evangelio de San Lucas que relata la entrada de Jesús a Jerusalén y después se llevó a cabo la procesión formada por algunos cardenales.
Durante la Misa se leyeron las lecturas y el Evangelio de la Pasión del Señor fue cantado por tres solistas y un coro.
Al comienzo de su homilía, el Papa Francisco recordó las palabras de quienes crucificaron a Jesús: “¡Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!”.
Ante estas palabras, el Papa señaló que la frase “sálvate a ti mismo” es “el estribillo de la humanidad que ha crucificado al Señor”, y aquello que lleva a las personas a “salvarse a sí mismo, cuidarse a sí mismo, pensar en sí mismo y no en los demás, sino solamente en la propia salud, en el propio éxito, en los propios intereses, en el tener, en el poder y en la apariencia”.
El Santo Padre animó a reflexionar sobre esto y aseguró que “la mentalidad del yo se opone a la de Dios”, ya que Jesús “marca la diferencia respecto al sálvate a ti mismo” y lo hace con la frase “Padre, perdónalos”.
El Papa destacó a continuación que Jesús “no reprocha a sus verdugos ni amenaza con castigos en nombre de Dios, sino que reza por los malvados. Clavado en el patíbulo de la humillación, aumenta la intensidad del don, que se convierte en perdón”.
“Contemplemos a Jesús en la cruz y veamos que nunca hemos recibido una mirada más tierna y compasiva. Contemplemos a Jesús en la cruz y comprendamos que nunca hemos recibido un abrazo más amoroso. Contemplemos al Crucificado y digamos: “Gracias, Jesús, me amas y me perdonas siempre, aun cuando a mí me cuesta amarme y perdonarme”, dijo el Papa Francisco.
Fuente: Aciprensa